¡Hola! ¡Feliz año nuevo! (un poco atrasadito pero igual feliz año)
¿Bebieron champaña? (yo si, pero sin alcohol n.n) ¿Bailaron a mas no poder? Les deseo que este año sea uno llenos de felicidad, que puedan cumplir todos sus objetivos y sea mucho mejor que el 2013.
Bueno, no se me ocurre mucho que decir asi que ahora les dejo el primer capitulo de esta historia
besos
Bueno, no se me ocurre mucho que decir asi que ahora les dejo el primer capitulo de esta historia
besos
este es el engreido de Lander |
♥♥♥♥♥
Uso una toalla
bañada en alcohol para limpiar la sangre de mi cuchillo. Aprovechando para
borrar las huellas digitales. Guardo el arma en un bolsillo interior de mi
chaqueta de cuero y contemplo mi trabajo. Los ojos de la chica observan un
punto lejano en el techo de la habitación. Sus cabellos rubios están manchados
de su propia sangre mientras que en uno de sus brazos varias cicatrices
ocasionadas por mi pequeño cuchillo forman la palabra Puta. Las sabanas blancas de su cama están manchadas de un hermoso
tono carmesí. Las paredes mantienen su tono crema. Toda la habitación está en
perfecto orden, excepto el lugar donde yace la difunta. No hay pruebas de que
estuve aquí, mucho menos de lo que acabo de hacer. Un trabajo impecable y sin
ningún rastro que pueda incriminarme. Escucho un crujido detrás de mí y me
vuelvo, arma en mano, dispuesta para matar a quien sea para poder salir sin que
me encuentre la policía. Me topo con un chico alto y musculoso, con cabello de
un tono castaño oscuro y piel clara. Ojos negros y nariz recta.
—Lander déjame en
paz.
—Pensé que ibas a
necesitar mi ayuda, a pesar de todo usted sigue siendo una cría señorita
Zenuvia Walker.
—Aunque la
necesitara no me humillo ante presumidos, además puedes ver que hice un trabajo
impecable. Cierra la boca.
Lander es el chico
que me introdujo a este negocio. Él asesinó a mis padres y mi hermano mayor y
por poco acaba conmigo también, pero si algo aprendí desde pequeña es que
cualquier cosa se puede convertir en un arma si puedo ser lo suficientemente
lista para usarla adecuadamente. En la pared del respaldo de mi cama había una
gran cruz que usé para dejarlo inconsciente. Lo encerré en un armario y llamé a
la policía entre llantos, no llegaron a tiempo. Unos minutos después de colgar
el teléfono apareció Cherise, quien me ofreció un nuevo hogar y un lugar en
esta “empresa” y aquí estoy. Con este chico como mi mejor amigo y presumido
hermano mayor, con quien nunca dejo de competir. Lander siempre teme que algo
salga mal en mis misiones y, la jefa quiera o no, vigila desde cerca y si llega
a sospechar que algo va mal interviene.
Le dedico un
gruñido a mi amigo y salgo rápidamente por la ventana con la cabeza en alto y
sin hacer ningún ruido. Mi amigo me sigue y nos escondemos entre las sombras de
los arboles. Aprovecho un pequeño rincón entre varios arbustos que son casi de
mi tamaño para quitarme rápidamente el maquillaje y mi peluca, pasando de ser
una pelirroja de piel blanca y llena de pecas a una chica de piel trigueña, con
mi cabello negro azabache y conservando
mis ojos verdes, tal y como soy. Recojo un diente de león del piso y soplo las
pequeñas semillitas en la cara de Lander, haciéndolo tropezar. Paso por su lado
sin dejar de sonreír, con otra de mis perfectas salidas. Mi compañero me dedica
un bufido exasperado y me sujeta del brazo para apresurar el paso. Unos metros más
adelante me suelto de su agarre y me ubico en su camino.
—No entiendo porque
te apresuras en llegar a casa, la comida de Cherise es horrible y yo no voy a
cocinar hoy, además no creo que nadie te haya visto entrar si eres don perfección.
—Nunca se sabe,
hermanita.
—Para la próxima
vez deberías aprender de mí. Y ya que tienes tantas ganas de volver ¡Atrápame
si puedes!
Salgo corriendo en
dirección a mi motocicleta, siempre he sido mucho más rápida que Lander así que
le llevo bastantes metros de distancia cuando llego al callejón en que el
escondió su jeep y yo mi querida moto. Me pongo mis gafas de sol y mi casco y
salgo a toda velocidad en dirección a la gran mansión de la “empresa” a pesar
de que yo la llamaría más una familia, de asesinos pero familia.
Recorro las calles
de la ciudad sin encontrarme con ningún policía y siempre con mi amigo
pisándome los talones en su gran Jeep de color dorado. Cuando estamos saliendo
de la gran ciudad en que nos tocaba el asesinato, y que está muy cerca de la
mansión, tomo un atajo por una cueva y llego rápidamente, aunque teniendo que
pasar por muchas curvas, a mi hogar. No veo por ningún lugar a Lander ni a su vehículo
por lo que estaciono mi motocicleta a la entrada, para que en el momento en que
decida llegar pueda aceptar su derrota, y entro dignamente por la puerta
principal. El exterior de la mansión está repleto de distintas plantas, entre
ellas flores, frutas deliciosas y otras venenosas, árboles y arbustos. También
se puede observar a un costado una bellísima laguna artificial que decidí
construir. La casa, de paredes blancas, está cubierta de ventanales. Algunos dan
a los gigantes pasillos del interior, otros a las habitaciones y uno en el
comedor y en cada una de las varias salas de estar. Visto en este momento la
casa se ve de maravilla, el típico lugar de una familia adinerada y eso es lo
que es, al menos en los tres pisos que quedan a la vista. Hay un gran
subterráneo divido justo a la mitad por una pared y una gran puerta con clave. La
mitad abierta a cualquiera se utiliza como el estacionamiento y la otra como
gimnasio, bueno gimnasio entre paréntesis, ya que lo único en que entrenamos
allí son nuestras habilidades con las armas. No por esas razones el subterráneo
debe ser desagradable, de hecho sus paredes están hechas de madera de roble y
el piso de caoba. Está perfectamente iluminado por faroles y, la mitad que se
usa como gimnasio, posee sillones en los que nos relajamos después de una
sesión dura de entrenamiento y una especie de cocina repleta de bocadillos. La
mayoría de mis hermanos, por así decirlo, se va directo a las comidas más
calóricas y a las bebidas energéticas o a la típica coca-cola. En cambio yo
siempre como una fruta y bebo un vaso de agua, hay que conservar la figura y
soy muy perezosa para salir a correr en algo que no sea una de mis muchas misiones,
en cambio yo me dedico a nadar en la laguna o a ensayar distintos bailes en mi
habitación. Pero las actividades físicas no son lo único a lo que me dedico,
también me dedico crear distintas figurillas con arcilla, tocar la guitarra
junto con Lander, solo para complacerlo ya que no soy especial admiradora de la
música, o cocinar distintos manjares para mi familia adoptiva, manjares que
nunca he probado, ya lo dije, cuidar la figura.
En cuanto cierro la
gran puerta de caoba a mis espaldas escucho los rápidos pasos que se dirigen
hasta donde me encuentro a través de la gran escalera de caracol que nunca ha
terminado de agradarme. Unos segundos
después aparece Cherise. La identifico enseguida por su cabello castaño que le
llega hasta la barbilla y su forma elegante de vestir. Se me acerca y me da un
abrazo, desde que llegue ha sido como mi madre.
— ¿Cómo te fue en
la misión cariño?
—Todo bien jefa.
Como siempre Lander se entrometió.
—Ya lo conoces, es
como tu hermano y te protege. Aunque hoy le tocaba un asesinato a un tipo
perfectamente repugnante.
— ¿Puedo ir a comer
con Heather y Steven a un restaurant?
—Ya sé que mi
comida es horrible así que ve, solo ten cuidado. Y no te preocupes que se
calentar la comida que le dejaste a la pequeña Annie.
—Vale, gracias.
Subo a mi cuarto,
cada persona ha decorado el suyo como más le guste. El mío está decorado de una
forma delicada, con cuadros, las dos camas con dosel, una para mí y otra para
Annie, tocador, armario y un gran espejo. Todo hecho por mí. El piso de suave
alfombra que me encargo de cambiar cada año. El techo con pinturas de flores y
pajarillos. Al entrar encuentro a Annie sentada en el balcón, repleto de
plantas, observando los bocetos de mi cuaderno de dibujo. Le dedico una sonrisa
y la tomo en brazos. Annie es como una hermanita pequeña para mí desde que la
traje hasta este lugar. Un par de meses después de que Lander matara a mis
padres, yo tenía diez años, me mandaron a mi primer asesinato junto con él. Me
sentía presionada y tenía miedo de lo que estaba a punto de hacer. Cuando
llegamos a una humilde casa y entramos la habitación en que dormía el
matrimonio le pedí a mi amigo poder encargarme yo misma de los asesinatos,
quería probar que a pesar de mi edad era perfectamente capaz, al hombre le enterré
mi pequeño cuchillo en la garganta y ahogué a la mujer con la almohada. Escuché
un llanto junto a la gran cama y observe con tristeza a la pequeña bebé de tan
solo meses, por una parte por dejarla huérfana como hizo Lander conmigo y por
otra parte nos habían dado órdenes de acabar con todas las personas en la casa
y luego quemarla. Al ver a la pequeña criaturita indefensa comencé a llorar aun
más que ella y le supliqué a mi amigo dejarla vivir. Algo en mi, quizás la
edad, hizo que me permitiera llevarla. Me tomé a la pequeña en brazos, cuidando
no mancharla con las pequeñas gotas de sangre en mis guantes y la sacamos. Lander
se encargó de quemar la casa, en especial los cuerpos, y traerme mi cuchillo,
del que no me he separado hasta ahora. Cuando volvimos a casa Cherise me
comprendió y me permitió quedarme con la pequeña, unos días después descubrimos
que su nombre era Annie y su cumpleaños el trece de diciembre. Ahora, siete
años después, la protejo con mi vida y me encargo de ella. Conozco sus
alergias, sus miedos, sus sueños y soy su confidente. Ella siempre supo lo que pasó
con sus padres pero en ningún momento me ha culpado. A pesar de su corta edad
en este tipo de cosas es tan madura como yo y siempre me ha apoyado. Ella ama
dibujar conmigo y hemos pegado algunas de nuestras pinturas en las paredes de
toda la casa. Cada vez que hago una pintura ella me ayuda pintando las zonas más
grandes, aunque nunca se encarga de los bordes por miedo a arruinar el trabajo.
También le fascina cantar las distintas canciones que toco en la guitarra,
todos los viernes cantamos juntas por horas. Mas porque Annie casi me obliga
que porque me guste de verdad.
Le digo a la
pequeña que voy a ir a comer con Heather y Steven, que volveré en cuanto pueda
y que se quedará con Cherise. Ella contenta como siempre asiente y se queda en
sentada en su cama mientras yo saco del armario una falda blanca, una blusa
negra con pequeños lunares blancos y sandalias negras y me voy a cambiar al
baño. Dejo mi cabello caer en una trenza espiga sobre mi espalda y guardo la
camiseta de tirantes, las zapatillas, y los pantalones deportivos que uso para
matar. Le doy un beso en la frente a Annie y corro escaleras abajo para
encontrarme en la puerta principal con mis amigos. Siempre que Cherise cocina
nosotros nos escapamos y comemos en un restaurante italiano. Le doy un abrazo a
Steven y dos besos a Heather Heather y los tres nos subimos al descapotable
blanco de esta última.
Heather Murray y
Steven Black son mis mejores amigos, claro que aparte de Lander, los tres somos
inseparables. La primera una chica de cabellos rubios, piel bronceada y ojos
azules. Una princesa tanto en apariencia como en personalidad, pero, que al
momento de matar no tiene piedad. Es dos años menor que Lander, quien tiene veintidós,
pero tiene la personalidad de una cría. El segundo con diecisiete años como yo,
su cabello negro, peinado ligeramente hacia arriba y ojos grises, que vuelven
loca a cada chica con la que se cruza. Es el chico rudo de la empresa, mata a
su manera, le importa lo más mínimo el colegio…bueno, desde este año la universidad,
el hecho de que matemos no significa que no estemos estudiando. Se escapa
cuando se le da la regalada gana y no obedece a nadie, a nadie excepto a mí.
Esos dos locos se volvieron mis amigos desde que llegué a la empresa y desde
entonces aparte de mejores amigos somos confidentes y cómplices en nuestras
bromas a Cherise y el resto de los mayores de treinta. Si llegan a descubrir a
alguno nos echamos la culpa los tres y terminamos saltándonos los castigos,
aunque la mayoría del tiempo es Steven al que descubren, nosotras lo
encubrimos. La mayoría de nuestros escapes es de la comida de la jefa, cuando
digo que es horrible y un peligro para la vida no exagero.
Observo el camino e
intento sujetar mi cabello para que no se suelte y evitar tener que tirar hasta
sacar la mitad en la noche. La última vez terminó siendo una maraña del color
de la noche. Observo el paisaje mientras llegamos a la ciudad de esta mañana.
Heather se estaciona frente al restaurante y pocos minutos después escuchamos
las sirenas de la policía. Observo como una patrulla avanza a toda velocidad en
dirección a la casa de la muchacha que maté.
—Con razón es tan
fácil hacer nuestro trabajo, la policía nunca llega.
—Mejor para
nosotros, Steven. Ahora a comer—Le digo a mi amigo cerrando la puerta trasera
del auto, Heather ya está dentro del restaurante coqueteando con un chico
bastante guapo en el mostrador, siempre consiguiendo algo de comida extra para
nosotros dos.
Nos sentamos en una
mesa en la terraza y observamos la calle. Esperamos a que nuestra amiga termine
con el chico y venga a acompañarnos. Cuando se digna a sentarse junto a
nosotros nos enfrascamos en una animada conversación hasta que vemos llegar al
muchacho con el que mi amiga estaba hablando. Heather y Steven son los primeros
en ordenar, no me preocupo de sus pedidos, yo ordeno lo mismo de siempre, un
plato de ravioles y un jugo natural de piña. Disfrutamos de la comida y
terminamos hablando en voz baja de nuestras ultimas misiones, ambos estuvieron
fuera unas semanas, se hicieron pasar por hermanos para estar un tiempo en casa
de una adinerada familia sin hijos y matar al matrimonio. Yo nunca he aceptado
ese tipo de trabajos, tengo miedo de encariñarme con alguna familia y no poder
cumplir mis órdenes, creo que no estoy lista, después de todo aun me persiguen
las pesadillas de los padres de Annie.
—Tienes que ir a
una de esas misiones, Zenuvia. Te has perdidos de mucho.
—No me siento
segura Heather ¿Qué pasa si no soy capaz de hacer mi trabajo después de
encariñarme?
—Aun no está
preparada, déjala. Cuando se sienta segura va a aceptar una misión.
—Si tú lo dices,
Steven.
Nos pasamos el resto
de la comida conversando de otras cosas, los chicos que están locos por
Heather. Las ex novias de Steven que lo siguen a todas partes y mi estado de
soltera y feliz. Reímos de nuestras últimas vergüenzas en público. Hablamos de
las películas que nos gustaría ver, las competencias deportivas de Steven, mis
campeonatos de boxeo y equitación, cosas típicas de adolescentes. Finalmente
volvemos en el descapotable de nuestra amiga hasta la gran mansión.
♥♥♥♥♥
♥♥♥♥♥
Como ya te dije... ES PERFECTO! Esta historia me encanta :) <3
ResponderEliminarNo has pensado en escribir un libro o algo asi?
Besooos
Segun yo esta muy lejos de ser perfecto, pero en verdad estoy feliz de que te guste (si no estuviera escribiendo ahora estaria dando saltitos por toda la casa)
EliminarDe verdad mi sueño es escribir un libro, pero ahora como soy menor de edad ( T. T ) lo unico que hago es enviar historias a concursos literarios.
besos n.n
Coincido con Claudia, me encanta la historia mucho, muchísimo. Te sigo :D
ResponderEliminarEstoy practicamente chillando por que dijiste que te encanta :D No sabes lo feliz que me hace recibir estos comentarios n.n
Eliminarbesos