jueves, 2 de enero de 2014

Sere tu asesina: Capitulo 1

¡Hola! ¡Feliz año nuevo! (un poco atrasadito pero igual feliz año)
¿Bebieron champaña? (yo si, pero sin alcohol n.n) ¿Bailaron a mas no poder? Les deseo que este año sea uno llenos de felicidad, que puedan cumplir todos sus objetivos y sea mucho mejor que el 2013.
Bueno, no se me ocurre mucho que decir asi que ahora les dejo el primer capitulo de esta historia
besos
este es el engreido de Lander

                                                                    ♥
Uso una toalla bañada en alcohol para limpiar la sangre de mi cuchillo. Aprovechando para borrar las huellas digitales. Guardo el arma en un bolsillo interior de mi chaqueta de cuero y contemplo mi trabajo. Los ojos de la chica observan un punto lejano en el techo de la habitación. Sus cabellos rubios están manchados de su propia sangre mientras que en uno de sus brazos varias cicatrices ocasionadas por mi pequeño cuchillo forman la palabra Puta. Las sabanas blancas de su cama están manchadas de un hermoso tono carmesí. Las paredes mantienen su tono crema. Toda la habitación está en perfecto orden, excepto el lugar donde yace la difunta. No hay pruebas de que estuve aquí, mucho menos de lo que acabo de hacer. Un trabajo impecable y sin ningún rastro que pueda incriminarme. Escucho un crujido detrás de mí y me vuelvo, arma en mano, dispuesta para matar a quien sea para poder salir sin que me encuentre la policía. Me topo con un chico alto y musculoso, con cabello de un tono castaño oscuro y piel clara. Ojos negros y nariz recta.
—Lander déjame en paz.
—Pensé que ibas a necesitar mi ayuda, a pesar de todo usted sigue siendo una cría señorita Zenuvia Walker.
—Aunque la necesitara no me humillo ante presumidos, además puedes ver que hice un trabajo impecable. Cierra la boca.
Lander es el chico que me introdujo a este negocio. Él asesinó a mis padres y mi hermano mayor y por poco acaba conmigo también, pero si algo aprendí desde pequeña es que cualquier cosa se puede convertir en un arma si puedo ser lo suficientemente lista para usarla adecuadamente. En la pared del respaldo de mi cama había una gran cruz que usé para dejarlo inconsciente. Lo encerré en un armario y llamé a la policía entre llantos, no llegaron a tiempo. Unos minutos después de colgar el teléfono apareció Cherise, quien me ofreció un nuevo hogar y un lugar en esta “empresa” y aquí estoy. Con este chico como mi mejor amigo y presumido hermano mayor, con quien nunca dejo de competir. Lander siempre teme que algo salga mal en mis misiones y, la jefa quiera o no, vigila desde cerca y si llega a sospechar que algo va mal interviene.
Le dedico un gruñido a mi amigo y salgo rápidamente por la ventana con la cabeza en alto y sin hacer ningún ruido. Mi amigo me sigue y nos escondemos entre las sombras de los arboles. Aprovecho un pequeño rincón entre varios arbustos que son casi de mi tamaño para quitarme rápidamente el maquillaje y mi peluca, pasando de ser una pelirroja de piel blanca y llena de pecas a una chica de piel trigueña, con mi cabello negro azabache  y conservando mis ojos verdes, tal y como soy. Recojo un diente de león del piso y soplo las pequeñas semillitas en la cara de Lander, haciéndolo tropezar. Paso por su lado sin dejar de sonreír, con otra de mis perfectas salidas. Mi compañero me dedica un bufido exasperado y me sujeta del brazo para apresurar el paso. Unos metros más adelante me suelto de su agarre y me ubico en su camino.
—No entiendo porque te apresuras en llegar a casa, la comida de Cherise es horrible y yo no voy a cocinar hoy, además no creo que nadie te haya visto entrar si eres don perfección.
—Nunca se sabe, hermanita.
—Para la próxima vez deberías aprender de mí. Y ya que tienes tantas ganas de volver ¡Atrápame si puedes!
Salgo corriendo en dirección a mi motocicleta, siempre he sido mucho más rápida que Lander así que le llevo bastantes metros de distancia cuando llego al callejón en que el escondió su jeep y yo mi querida moto. Me pongo mis gafas de sol y mi casco y salgo a toda velocidad en dirección a la gran mansión de la “empresa” a pesar de que yo la llamaría más una familia, de asesinos pero familia.
Recorro las calles de la ciudad sin encontrarme con ningún policía y siempre con mi amigo pisándome los talones en su gran Jeep de color dorado. Cuando estamos saliendo de la gran ciudad en que nos tocaba el asesinato, y que está muy cerca de la mansión, tomo un atajo por una cueva y llego rápidamente, aunque teniendo que pasar por muchas curvas, a mi hogar. No veo por ningún lugar a Lander ni a su vehículo por lo que estaciono mi motocicleta a la entrada, para que en el momento en que decida llegar pueda aceptar su derrota, y entro dignamente por la puerta principal. El exterior de la mansión está repleto de distintas plantas, entre ellas flores, frutas deliciosas y otras venenosas, árboles y arbustos. También se puede observar a un costado una bellísima laguna artificial que decidí construir. La casa, de paredes blancas, está cubierta de ventanales. Algunos dan a los gigantes pasillos del interior, otros a las habitaciones y uno en el comedor y en cada una de las varias salas de estar. Visto en este momento la casa se ve de maravilla, el típico lugar de una familia adinerada y eso es lo que es, al menos en los tres pisos que quedan a la vista. Hay un gran subterráneo divido justo a la mitad por una pared y una gran puerta con clave. La mitad abierta a cualquiera se utiliza como el estacionamiento y la otra como gimnasio, bueno gimnasio entre paréntesis, ya que lo único en que entrenamos allí son nuestras habilidades con las armas. No por esas razones el subterráneo debe ser desagradable, de hecho sus paredes están hechas de madera de roble y el piso de caoba. Está perfectamente iluminado por faroles y, la mitad que se usa como gimnasio, posee sillones en los que nos relajamos después de una sesión dura de entrenamiento y una especie de cocina repleta de bocadillos. La mayoría de mis hermanos, por así decirlo, se va directo a las comidas más calóricas y a las bebidas energéticas o a la típica coca-cola. En cambio yo siempre como una fruta y bebo un vaso de agua, hay que conservar la figura y soy muy perezosa para salir a correr en algo que no sea una de mis muchas misiones, en cambio yo me dedico a nadar en la laguna o a ensayar distintos bailes en mi habitación. Pero las actividades físicas no son lo único a lo que me dedico, también me dedico crear distintas figurillas con arcilla, tocar la guitarra junto con Lander, solo para complacerlo ya que no soy especial admiradora de la música, o cocinar distintos manjares para mi familia adoptiva, manjares que nunca he probado, ya lo dije, cuidar la figura.
En cuanto cierro la gran puerta de caoba a mis espaldas escucho los rápidos pasos que se dirigen hasta donde me encuentro a través de la gran escalera de caracol que nunca ha terminado de agradarme.  Unos segundos después aparece Cherise. La identifico enseguida por su cabello castaño que le llega hasta la barbilla y su forma elegante de vestir. Se me acerca y me da un abrazo, desde que llegue ha sido como mi madre.
— ¿Cómo te fue en la misión cariño?
—Todo bien jefa. Como siempre Lander se entrometió.
—Ya lo conoces, es como tu hermano y te protege. Aunque hoy le tocaba un asesinato a un tipo perfectamente repugnante.
— ¿Puedo ir a comer con Heather y Steven a un restaurant?
—Ya sé que mi comida es horrible así que ve, solo ten cuidado. Y no te preocupes que se calentar la comida que le dejaste a la pequeña Annie.
—Vale, gracias.
Subo a mi cuarto, cada persona ha decorado el suyo como más le guste. El mío está decorado de una forma delicada, con cuadros, las dos camas con dosel, una para mí y otra para Annie, tocador, armario y un gran espejo. Todo hecho por mí. El piso de suave alfombra que me encargo de cambiar cada año. El techo con pinturas de flores y pajarillos. Al entrar encuentro a Annie sentada en el balcón, repleto de plantas, observando los bocetos de mi cuaderno de dibujo. Le dedico una sonrisa y la tomo en brazos. Annie es como una hermanita pequeña para mí desde que la traje hasta este lugar. Un par de meses después de que Lander matara a mis padres, yo tenía diez años, me mandaron a mi primer asesinato junto con él. Me sentía presionada y tenía miedo de lo que estaba a punto de hacer. Cuando llegamos a una humilde casa y entramos la habitación en que dormía el matrimonio le pedí a mi amigo poder encargarme yo misma de los asesinatos, quería probar que a pesar de mi edad era perfectamente capaz, al hombre le enterré mi pequeño cuchillo en la garganta y ahogué a la mujer con la almohada. Escuché un llanto junto a la gran cama y observe con tristeza a la pequeña bebé de tan solo meses, por una parte por dejarla huérfana como hizo Lander conmigo y por otra parte nos habían dado órdenes de acabar con todas las personas en la casa y luego quemarla. Al ver a la pequeña criaturita indefensa comencé a llorar aun más que ella y le supliqué a mi amigo dejarla vivir. Algo en mi, quizás la edad, hizo que me permitiera llevarla. Me tomé a la pequeña en brazos, cuidando no mancharla con las pequeñas gotas de sangre en mis guantes y la sacamos. Lander se encargó de quemar la casa, en especial los cuerpos, y traerme mi cuchillo, del que no me he separado hasta ahora. Cuando volvimos a casa Cherise me comprendió y me permitió quedarme con la pequeña, unos días después descubrimos que su nombre era Annie y su cumpleaños el trece de diciembre. Ahora, siete años después, la protejo con mi vida y me encargo de ella. Conozco sus alergias, sus miedos, sus sueños y soy su confidente. Ella siempre supo lo que pasó con sus padres pero en ningún momento me ha culpado. A pesar de su corta edad en este tipo de cosas es tan madura como yo y siempre me ha apoyado. Ella ama dibujar conmigo y hemos pegado algunas de nuestras pinturas en las paredes de toda la casa. Cada vez que hago una pintura ella me ayuda pintando las zonas más grandes, aunque nunca se encarga de los bordes por miedo a arruinar el trabajo. También le fascina cantar las distintas canciones que toco en la guitarra, todos los viernes cantamos juntas por horas. Mas porque Annie casi me obliga que porque me guste de verdad.
Le digo a la pequeña que voy a ir a comer con Heather y Steven, que volveré en cuanto pueda y que se quedará con Cherise. Ella contenta como siempre asiente y se queda en sentada en su cama mientras yo saco del armario una falda blanca, una blusa negra con pequeños lunares blancos y sandalias negras y me voy a cambiar al baño. Dejo mi cabello caer en una trenza espiga sobre mi espalda y guardo la camiseta de tirantes, las zapatillas, y los pantalones deportivos que uso para matar. Le doy un beso en la frente a Annie y corro escaleras abajo para encontrarme en la puerta principal con mis amigos. Siempre que Cherise cocina nosotros nos escapamos y comemos en un restaurante italiano. Le doy un abrazo a Steven y dos besos a Heather Heather y los tres nos subimos al descapotable blanco de esta última.
Heather Murray y Steven Black son mis mejores amigos, claro que aparte de Lander, los tres somos inseparables. La primera una chica de cabellos rubios, piel bronceada y ojos azules. Una princesa tanto en apariencia como en personalidad, pero, que al momento de matar no tiene piedad. Es dos años menor que Lander, quien tiene veintidós, pero tiene la personalidad de una cría. El segundo con diecisiete años como yo, su cabello negro, peinado ligeramente hacia arriba y ojos grises, que vuelven loca a cada chica con la que se cruza. Es el chico rudo de la empresa, mata a su manera, le importa lo más mínimo el colegio…bueno, desde este año la universidad, el hecho de que matemos no significa que no estemos estudiando. Se escapa cuando se le da la regalada gana y no obedece a nadie, a nadie excepto a mí. Esos dos locos se volvieron mis amigos desde que llegué a la empresa y desde entonces aparte de mejores amigos somos confidentes y cómplices en nuestras bromas a Cherise y el resto de los mayores de treinta. Si llegan a descubrir a alguno nos echamos la culpa los tres y terminamos saltándonos los castigos, aunque la mayoría del tiempo es Steven al que descubren, nosotras lo encubrimos. La mayoría de nuestros escapes es de la comida de la jefa, cuando digo que es horrible y un peligro para la vida no exagero.
Observo el camino e intento sujetar mi cabello para que no se suelte y evitar tener que tirar hasta sacar la mitad en la noche. La última vez terminó siendo una maraña del color de la noche. Observo el paisaje mientras llegamos a la ciudad de esta mañana. Heather se estaciona frente al restaurante y pocos minutos después escuchamos las sirenas de la policía. Observo como una patrulla avanza a toda velocidad en dirección a la casa de la muchacha que maté.
—Con razón es tan fácil hacer nuestro trabajo, la policía nunca llega.
—Mejor para nosotros, Steven. Ahora a comer—Le digo a mi amigo cerrando la puerta trasera del auto, Heather ya está dentro del restaurante coqueteando con un chico bastante guapo en el mostrador, siempre consiguiendo algo de comida extra para nosotros dos.
Nos sentamos en una mesa en la terraza y observamos la calle. Esperamos a que nuestra amiga termine con el chico y venga a acompañarnos. Cuando se digna a sentarse junto a nosotros nos enfrascamos en una animada conversación hasta que vemos llegar al muchacho con el que mi amiga estaba hablando. Heather y Steven son los primeros en ordenar, no me preocupo de sus pedidos, yo ordeno lo mismo de siempre, un plato de ravioles y un jugo natural de piña. Disfrutamos de la comida y terminamos hablando en voz baja de nuestras ultimas misiones, ambos estuvieron fuera unas semanas, se hicieron pasar por hermanos para estar un tiempo en casa de una adinerada familia sin hijos y matar al matrimonio. Yo nunca he aceptado ese tipo de trabajos, tengo miedo de encariñarme con alguna familia y no poder cumplir mis órdenes, creo que no estoy lista, después de todo aun me persiguen las pesadillas de los padres de Annie.
—Tienes que ir a una de esas misiones, Zenuvia. Te has perdidos de mucho.
—No me siento segura Heather ¿Qué pasa si no soy capaz de hacer mi trabajo después de encariñarme?
—Aun no está preparada, déjala. Cuando se sienta segura va a aceptar una misión.
—Si tú lo dices, Steven.


Nos pasamos el resto de la comida conversando de otras cosas, los chicos que están locos por Heather. Las ex novias de Steven que lo siguen a todas partes y mi estado de soltera y feliz. Reímos de nuestras últimas vergüenzas en público. Hablamos de las películas que nos gustaría ver, las competencias deportivas de Steven, mis campeonatos de boxeo y equitación, cosas típicas de adolescentes. Finalmente volvemos en el descapotable de nuestra amiga hasta la gran mansión.
                                                    

4 comentarios:

  1. Como ya te dije... ES PERFECTO! Esta historia me encanta :) <3
    No has pensado en escribir un libro o algo asi?
    Besooos

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    1. Segun yo esta muy lejos de ser perfecto, pero en verdad estoy feliz de que te guste (si no estuviera escribiendo ahora estaria dando saltitos por toda la casa)
      De verdad mi sueño es escribir un libro, pero ahora como soy menor de edad ( T. T ) lo unico que hago es enviar historias a concursos literarios.
      besos n.n

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  2. Coincido con Claudia, me encanta la historia mucho, muchísimo. Te sigo :D

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    1. Estoy practicamente chillando por que dijiste que te encanta :D No sabes lo feliz que me hace recibir estos comentarios n.n
      besos

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